Vivimos con la mente en el pasado o en el futuro. El mindfulness nos invita a volver al presente, a observar sin juzgar.

La práctica de la atención plena ayuda a reducir el estrés, mejorar la concentración y fortalecer la conexión interior. No se trata de “dejar la mente en blanco”, sino de notar lo que ocurre con amabilidad. Puedes practicarlo al comer, caminar o respirar conscientemente.

Ejercicio práctico

Dedica cinco minutos al día a observar tu respiración.
Siéntate con la espalda recta y nota el aire entrar y salir. Cuando surjan pensamientos, obsérvalos y vuelve a la respiración.

Estar presente es una forma de vivir más despacio y con más sentido.