La autoestima es la forma en que nos valoramos. No significa creernos perfectos, sino reconocer nuestro valor incluso cuando cometemos errores.

Una autoestima sana se nutre de la autocompasión, la coherencia con uno mismo y la aceptación realista. Las comparaciones constantes, la autocrítica y las experiencias pasadas pueden debilitarla, pero siempre es posible reconstruirla con práctica consciente y paciencia.

Ejercicio práctico

 Escribe cinco cualidades personales que te definan más allá de tus logros (empatía, humor, esfuerzo…).
Durante una semana, elige una cada día y piensa cómo aplicarla. Observa cómo cambia tu percepción de ti misma.

Valorar quién eres, más allá de lo que haces, es un acto profundo de amor propio.