Entender la ansiedad como una respuesta adaptativa es el primer paso. No se trata de eliminarla, sino de regular. Practicar técnicas de respiración, organizar el estudio y cuidar el descanso son claves para mantener la calma. Además, cambiar el diálogo interno (“no sé nada”) por pensamientos más realistas (“he estudiado, puedo hacerlo bien”) ayuda a reducir la presión.
Ejercicio práctico
🪷 Respiración 4-7-8: Inhala 4 segundos, retén 7 y exhala 8. Hazlo tres veces antes de estudiar o de un examen.
Luego, escribe tres pensamientos negativos que suelas tener y cámbialos por versiones más amables y realistas.
Recuerda: la ansiedad no es tu enemiga, solo te avisa de que algo te importa. Aprende a escucharla y acompáñate con calma.